sábado, 17 de abril de 2010

El Ombligo del Mundo

España fue una vez el ombligo del mundo, y no estoy hablando de poder, no al menos del poder político, si no de cultura, en la Edad Media España era el ombligo del mundo en materia cultural. Como en la actualidad Nueva York. En los siglos X, XI, XII y XIII la sabiduría estaba concentrada en nuestro país, bueno, mejor dicho en la Península Ibérica, concretamente en Córdoba primero, la ciudad más importante del mundo en esas fechas, y en Toledo después. Europa estaba sumida en la oscuridad, la cultura sólo estaba en los monasterios, Jerusalén se había perdido en manos de los otomanos, el Imperio Romano se había fragmentado en multitud de reinos pequeños y sin interes comunes, y la mayoría de los reyes estaban más interesados en mantener el poder que en fomentar y mantener la cultura. Sin embargo había una corte donde la paz y la cultura reinaban: Córdoba. Abderramán III había concentrado en su Califato a lo más nutrido del saber de todo el mundo árabe, que a su vez había guardado el conocimiento del mundo griego y persa. Averroes, principal intérprete y comentarista de Aristóteles, Maimónides, sefardita, judío español, el mejor médico y filósofo de su tiempo, Avicena, su sabiduría llegó intacta al reino moro de Abderramán III, toda esa magnificiencia cultural convertía a Córdoba en el centro del mundo. Todo ello no se perdería con el fin del Califato de Córdoba y la ruptura de Al-Andalus en reinos de taifas. Toledo tomó el relevo, su escuela de traductores, que tuvo como momento cumbre el reinado de Alfonso X El Sabio, mantuvo todo el saber acaparado en Córdoba traduciéndolo primero al latín, luego al castellano, y finalmente de manera directa al castellano, una lengua romance que estaba naciendo en esos momentos como lengua culta.

Inicios de la Escuela de Traductores de Toledo

La toma de Toledo por AlfonsoVI a últimos del s. XI hizo que esta ciudad se convirtiera en un importante centro cultural, las tres religiones de Espa;a, que no las tres culturas, cultura s'olo hab'ia una, viv'ian de manera pac'ifica en esta ciudad>hebreos, mahometanos y cristinanos, compart'ian espacio, ocio y manera de vivir, si bien no compart'ian religi'on, y en muchos casos tampoco oficios. Esa convivencia pac'ifica y normalizada hizo que se comenzara a dar un intercambio cultural muy interesante, las obras 'arabes, importadas de Persia y de todo el norte de 'Africa, que aglutinaban todo el saber de la humanidad, desde el mundo m'as oriental hasta el grecolatino, fueron traducidas al latin. En los primeros estad'ios de este intercambio hubo dos protagonistas esenciales> Gundisalvo y Juan Hispano, Gundisalvo era obispo de Toledo, Juan Hispano un jud'io, o cristina nuevo, Juan traduc'ia del 'arabe o del hebreo al idioma com'un, el incipiente castellano, el romance de Toledo, Gundisalvo traduc'ia al lat'in. As'i comenzaba una de las etapas m'as importantes de la historia cultural de Occidente. En una pr'oxima entrada hablaremos de la Escuela en tiempos de Alfonso X.

martes, 13 de abril de 2010

De Caballeros y Dragones

En la historia de la literatura española hay un género de novelas que en la actualidad no es muy seguido pero que en otras épocas era el género por excelencia, lo que leía todo el mundo, todo el mundo que sabía leer, claro, un género que levantaba pasiones y detractores al mismo tiempo, un género tan adictivo que volvía loca a la gente: los libros de caballerías.

Gozaron de un gran popularidad en España y Portugal durante todo el siglo XVI y el XVII, aunque desde mediados del XVI fueron perdiendo fuelle, y su historia comienza en escritos del siglo XIV, como El Libro del Caballero de Zífar, de 1300.


¿En qué consiste un libro de caballerías?


Por supuesto es un libro de ficción, más que de ficción de exageración. El héroe siempre hijo de reyes o nobles, pero abandonado a su nacimiento, crece creyendo que es un villano más, pero siente deseos de ser caballero, consigue serlo y demostrar su valía a pesar de su supuesto origen humilde, al final es reconocido por su familia y recupera su posición. Entre medias hay innumerables batallas, el amor incondicional y masoquista hacia una doncella, basado en el amor cortés pero un poco más picantón, la ayuda de un hada o mago es habitual e imprescindible, así como los personajes fantásticos: duendes, dragones, gigantes, etc; también es normal que el caballero tenga algún poder fantástico, espada mágica como la del rey Arturo, los barcos pueden recorrer distancias increíbles en muy poco tiempo, los caballos correr más que el ave y los castillos e islas pueden aparecer o desaparecer.


Toda esta fantasía era vendida como hechos reales, ahora nos parece increíble, pero en aquellos tiempos, en los que se pensaba que la tierra era plana, imaginaos...


Los más famosos


Sin duda los libros de caballerías más famosos fueron los de la saga de Amadís, una saga es una continuación, también inverosímil, por supuesto, de las aventuras del caballero, una vez que muere se continua con sus hijos. El primer libro de la saga fue el Amadís de Gaula. Otro libro importante es Tirant Lo Blanch, de Joanot Martorell, este libro es distinto al resto de los libros de caballerías porque presenta a un caballero más real, no hay tanta fantasía y sí un caballero que sobre todo es persona. Ambos libros, el Amadís y el Tirant fueron salvados de la quema en El Quijote.


Si te gusta El Señor de los Anillos o Eragón échale un vistazo al Amadís, fue escrito hace 500 años pero es toda una aventura de fantasía y recuerda que sin este género de novelas no se hubiera escrito la joya de El Quijote, que nació como una crítica hacia este tipo de ficción.


domingo, 4 de abril de 2010

¡¡El Lazarillo ya tiene autor!!


Uno de los grandes misterios de la literatura en español, y probablemente de la Universal, se ha desvelado: El Lazarillo de Tormes ya no es anónimo, y no hagáis el chistecito ese de que anónimo es el autor que más obras ha escrito... Hasta ahora se han barajado muchos nombres para identificar al autor de la primera novela moderna en castellano, del embrión de El Quijote y por supuesto de todo el género de la novela Picaresca, El Lazarillo, y precisamente uno de los que más se usaron en la antigüedad, hasta el siglo XVIII mucha gente lo daba por sobreentendido, es el que se ha llevado el gato al agua: Don Diego Hurtado de Mendoza, el tipo que aparece en esta ilustración.
La responsable de dar las pruebas necesarias para tomar a Diego Hurtado como el autor de El Lazarillo es Mercedes Agulló, una paleógrafa (investigadora de escrituras antiguas) que ha dedicado media vida a tirar del hilo para ahora gritar a los cuatro vientos eso de que esta obra ya no es de un autor anónimo.
Su trabajo ha sido de un investigador digno de película de Hollywood.
Mercedes estaba haciendo un trabajo de paleografía con legajos de Juan López de Velasco, un abogado del s. XVI, de la corte de Felipe II y que, curiósamente, fue el responsable de 'capar' El Lazarillo para que puediera ser impreso; recordemos que tras su publicación en 1554 en 1559 fue listado como libro prohibido por la Inquisición, pero Felipe II accedió a su reimpresión una vez debidamente limpiado de lo 'indecoroso' para la Iglesia; pues bien López de Velasco fue el encargado de tal limpieza. Pero volviendo al tema, Mercedes estaba trabajando en papeles del susodicho picapleitos del Dieciséis cuando se encontró con un inventario del testamento de Diego Hurtado de Mendoza, testamento del que se ocupó el abogado, y en ese inventario halló esta frase:
Vn legajo de correçiones hechas para la ynpressión de Lazarillo y Propaladia
¡Imaginaos cómo se le quedarían los sesos a Mercedes! Diego Hurtado de Mendoza, proponía las correcciones de impresión para el Lazarillo, ¿con qué derecho a menos que él fuese el autor de El Lazarillo? Bueno pues ese fue el hilo del que empezó a tirar la señora Agulló (por cierto por si le interesa a alguien, esta lúcida señora tiene 84 años) para descubrir la autoría de El Lazarillo.
¿Será 100% segura su hipótesis? Parece que sí, por lo menos los eruditos no han podido demostarla todavía y eso que les faltó tiempo para echar por tierra el trabajo de Rosa Navarro que quiso demostrar que el autor de esta novela fue Valdés.
Diego Hurtado de Mendoza
¿Pero quién fue Diego Hurtado de Mendoza? Pues un hombre del Renacimiento, un caballero, militar, con una gran biblioteca, conocedor del árabe, griego, latín y varias lenguas europeas, fue muy admirado por Carlos V, pero no por su hijo, Felipe II, quien ambicionaba su grandiosa biblioteca.Y parece que esa enemistad fue la que hizo que no firmara la autoría de El Lazarillo. Diego Hurtado es autor, reconocido por supuesto, de muchos sonetos, fue uno de los primeros introductores de las formas italianas junto con Boscán y Garcilaso y de la Fábula de Hipomenes y Atalanta, amén de muchas otras composiciones poéticas.