viernes, 23 de julio de 2010

Un Alemán en Sevilla, un pícaro en Galeras.

En este artículo hablamos de Mateo Alemán, sevillano, coetáneo de Cervantes (nació el mismo año que él) y como Cervantes creador de una obra maestra: Guzmán de Alfarache.
No es sólo el nacimiento lo que comparte con Don Miguel, mirad cuántas coincidencias: fue hijo de un médico (aunque el de Cervantes era más cercano a un barbero), como Cervantes estuvo en la cárcel por deudas, también como él fue recaudador de impuestos y probablemente murió el mismo año que el autor de El Quijote. Su obra magna también guarda concomitancias (busca en el diccionario esta palabra si la desconoces) con la del alcalaíno, es una novela en un cierto sentido moderna e intercala obras menores al igual que la otra. Pero si algo distingue en grado sumo el Guzmán de Alfarache de Don Quijote es sin duda su profundo pesimismo, el Guzmán es una obra sombría, llena de desdichas de las que es imposible huir.
¿Por qué tanto pesimismo? Algunos autores dicen que la condición de cristiano nuevo de Mateo Alemán, y es que su abuelo era judío y un tío suyo murió en la hoguera por marrano (este apelativo era destinado a los judíos que se habían cristianizado para escapar de las persecuciones pero que seguían practicando su religión en la clandestinidad), bueno pues esa cercanía al mundo judío transmitía pesimismo a su obra. Pero otros autores consideran que era más bien una actitud vital de Mateo Alemán que una actitud cultural, porque ese pesimismo se transmite en todas sus obras, pero también transmite hondura cristiana.


Vamos a hablar ahora de su obra principal: Guzmán de Alfarache.
Si el Lazarillo de Tormes inició un género, la Picaresca, quien verdaderamente asentó el género y le dio su forma fue esta obra. El Guzmán sigue los puntos esenciales del Lazarillo, pero todo está contado de una forma más elaborada, se emplea por vez primera la palabra pícaro y fue la obra que inspiró a las posteriores para desarrollar el género.
Cuenta la historia de su protagonista, Guzmán de Alfarache, que es un condenado a galeras (o sea a remar hasta la extenuación) por su vida llena de delitos, es desde allí, desde el banco de remo al que está condenado, desde el que Guzmán cuenta su vida llena de infortunios, cuenta cómo ha intentado una y otra vez reconducir su vida y escapar del vicio y cómo una y otra vez vuelve a él, al final acepta su condena como merecida.

Esta novela tuvo un éxito fulminante, tanto que en pocos años estaba traducida a los idiomas más importantes de Europa, y también tuvo sus plagiadores (otra cosa en común con El Quijote), entre ellos el más destacado fue Juan Martí, estos plagios fueron los que hicieron que Mateo Alemán hiciera una segunda parte de su obra (otra vez parecidos con Cervantes) y que se vengara de este autor en su relato, lo hace personaje y lo deja morir ahogado regocijándose en ello.
Si tienes tiempo léelo, merece la pena, descárgalo aquí:






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